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ACTIVIDADES PRIMITIVAS E INICIALES

 

Es común creer que las actividades industriales en la zona de Punta Alta se iniciaron con las obras de Puerto Belgrano, y que antes el paraje era un completo desierto, sin habitantes ni movimiento alguno. Ello no es cierto, pues las actividades industriales florecían en ella desde hacía tiempo.

A los esforzados criadores de ovejas que tenían sus majadas en las cercanías, desde que rompiendo el cerco de la Fortaleza Protectora Argentina se desparramaron por la región, había que agregar los núcleos de indígenas adaptados a la civilización que, en sus ranchos rudimentarios, poblaban las tierras costeras al Atlántico y que traficaban con Bahía Blanca mucho antes de que se eligiera a la bahía para asiento de un puerto militar.

Puede afirmarse que, aparte de las labores de carena que se hacían cómodamente a los buques en las playas arenosas, aprovechando las mareas, la primera actividad industrial y comercial fue la corta y venta de leña. En efecto, las islas del estuario, pobladas de chañares y piquillines, proporcionaban a los barcos un combustible abundante y barato. Tan barato que por muchos años no pagaron nada al fisco por su explotación, hasta que ya en 1894 se les hizo abonar, cuando se podía percibir, el diez por ciento de su valor, como aporte al Estado, dueño de las islas.

También, aprovechándose de la escasa vigilancia que podían practicar los cutters de la Sub prefectura, floreció un movimiento bastante intenso de contrabando. Los buques descargaban sus mercaderías sin pago de derecho en las cercanías de Punta Alta, y los contrabandistas por tierra, las distribuían haciendo su buen negocio.

Por otra parte, la industria pesquera se había desarrollado ya con cierta capacidad, y forzosamente las aguas que utilizaba para tender sus redes eran los riachos fronterizos a Punta Alta y Arroyo Pareja, donde se guarecían y recalaban las embarcaciones. No se suponga que se trataba de modestos pescadores, pues aparte de estos, italianos la mayoría, actuaba en las aguas de la bahía una fuerte empresa pesquera, quien en el año 1891 gozaba de una amplia concesión otorgada por el presidente, Juárez para pescar en la bahía. Se trata de la compañía Eusebio Lúpez y Cía., que con su intento de monopolio promovió serios conflictos con los demás pescadores.

Pero lo que se ignora por muchos, es que en Arroyo Pareja se instaló y prosperó una industria que se establecía por primera vez en el país: la cría artificial de ostras, y que ello ocurrió a mediados del año 1894.

En agosto de este año, circuló la noticia de que se instalaría una gran explotación de ostras en la bahía, en las proximidades de la llamada Punta Alta, y que las instalaciones y casillas necesarias para alojamiento de los empleados se estaban levantando en el paraje citado, que luego resultó ser Arroyo Pareja.

La empresa constituida para el fin indicado, giraba con la razón social de Eugenio Pinsolles y Cía. El señor Pinsolles era francés y se proponía dar gran incremento a la cría de ostras. Se concedió tanta importancia a la radicación de la nueva industria, que el señor Carlos A. Mansilla, al elevar el informe de la Subprefectura marítima de la capital al Senado nacional, decía en septiembre 18 de 1894; que era de todo punto digna de protección la empresa Eugenio Pinsolles y Cía., haciendo ver que su implantación suponía ingentes gastos, ya que para el criadero artificial de Bahía Blanca se debían introducir las ostras madres que servirían de semilla, e intentar su adaptación a las aguas de la bahía.

La aclimatación de las ostras prosperó en cierto grado, pues en junio de 1896 el criadero tenía ya unas cien mil ostras preparadas pare el consumo.

Posiblemente las fuertes corrientes del canal, las mareas, y mas que todo el restringido consumo, hizo que fracasara la cría de ostras, y terminara por perderse hasta su memoria de que existiera algún día en las márgenes de Arroyo Pareja.

Por el mismo año 1896, estaba instalada en Arroyo Pareja una fábrica de pescado en conserva que beneficiaba el producto de la pesca en la bahía y que desapareció años mas tarde.

Por lo que hemos podido averiguar, estas son las manifestaciones más antiguas de las actividades industriales en Punta Alta. !Las demás ya derivan del establecimiento de las obras del puerto militar, y son, podría decirse, de reciente data.

 


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