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instalaciones navales y militares de la Primera Base Naval.
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Nada se ha omitido para hacer de Puerto Belgrano, un hermoso lugar de residencia para marinos y funcionarios.
Y cuando Los visitantes discurren por sus avenidas bordeadas de vegetación, espléndidos edificios y barrios majestuosos de chalets individuales, tan diferente a los severos cuarteles, les cuesta hacerse a la idea de que se encuentran en terreno militar, donde, según extendida creencia popular, no han de verse más que centinelas, armas y uniformes.
Es que, desde su fundación, Puerto Belgrano, e1 primer apostadero naval de nuestra República, no hizo más que seguir la tradición brillante de nuestras fuerzas armadas que es de absoluta compenetración con el pueblo y por ello levantó, a1 lado de un arsenal militar, una hermosa ciudad.
Y en un paraje, hace cuarenta años completamente inhóspito, nacieron dos ciudades: Puerto Belgrano y Punta Alta. Cada una de las cuales tiene sus propios horizontes, sus grandes finalidades y sus entusiastas propulsores.
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