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Mirada Retrospectiva
Allá por el año1895,nuestro país, sintió la imperiosa necesidad de poseer un puerto militar, de acuerdo con los últimos adelantos de la ciencia portuaria, defensas fijas, diques y arsenales, para poder resguardar cómodamente sus grandes naves de guerra, que debieran incorporarse oportunamente a nuestra Armada Nacional, causa mas que suficiente para que el Superior Gobierno de la Nación se interesara con la urgencia debida la designación el personal especializado en la materia, a cuyas comisiones científicas de Ingenieros Civiles y marinos argentinos, se incorporó como director técnico de las mismas el aventajado Ingeniero del genio civil italiano San Luis Luiggi, — contratado al efecto con la autorización del gobierno de su nacionalidad — a fin de determinar el paraje apropiado sobre nuestras extensas costas del Océano Atlántico, done se podrían realizar las obras del puerto mencionado.
Después
de los estudios y observaciones efectuados sobre el terreno — desde el punto
de San Borombon hasta las lejanas costas de San Cruz —en el año 1896, ya se tenia técnica y estratégicamente la seguridad de su ubicación;
resolviéndose por lo tanto efectuar algunos trabajos primordiales por
administración: la construcción de líneas telegráficas militares y oficina
para la misma, que empezó a prestar servicios en los primeros días del mes de
Mayo del mismo año en Puerto Belgrano, del otro lado de Arroyo Pareja, instalándose
al mismo tiempo algunas comisiones de estudios a lo largo de la costa, desde
Punta Tejada hasta Colina Doble —cuyo personal se alojaba en carpas de campaña.
Posteriormente, el año 1897, bajo la dirección
del activo y no menos inteligente ingeniero uruguayo Don Antonio Piaggio, se da
comienzo con toda premura a la construcción de las baterías III y IV.
Seguidamente se trazó la línea del ferrocarril estratégico, tendiéndose los
rieles desde Punta Alta basta dos kilómetros más allá de Punta Sin Nombre: línea
que cruzaba Arroyo Pareja por medio de un puente construido con pilotes de
madera dura.
Espéndida vista panorámica de Punta Alta, tomada desde los médanos, en el año 1907, por el fotógrafo Alfredo Martín.
LOS PRIMEROS PUEBLOS
PUERTO BELGRANO: Sobre la margen izquierda del Arroyo Pareja, en el
foco de las primeras actividades en materias de obras en construcción; grupos
de empleados, obreros y comerciantes con sus familiares, arman sus viviendas y
se forma un núcleo de población, dotado de Oficina de Telégrafo estafeta de
Correos, Delegación de la Armada (proveeduría) Escuela Particular, comercio de
comestibles, fondas, carnicería, peluquería y mercería; son sus primitivos
pobladores (detallaremos por orden de presentación) Varela, Cotarelo, Devoto,
Gazzola, Maydagna, Carminatti, Ferro, Torrontegui, Manzini, Gennari, Ruiz, García
del Real, Palaci y otros.
CIUDAD ATLÁNTIDA: Adquiridas estas tierras por los señores, Raggio
Carneiro y Pedriel (las que fueron del Cacique Ancalao) subdivididas en solares,
quintas y chacras por el ingeniero Jacmenson de la Presilla; se formó otro
pequeño núcleo de población —allá por el año 1898—. Son sus primeros
pobladores Juan Colla con un pequeño almacén, Francisco Zanotti con panadería,
la primera y única en su género en aquellos tiempos, Juan Scolla con sastrería,
Italo D´Aste, Cornellio Van Rees, J. Chaves, L.
Malvides, con sus familias y algunos otros.
URIBURIA: Así fue, como lo designara en sus planos definitivos el
eminente Ingeniero Jefe de las obras del Puerto Militar, Don Luis Luiggi —Llamémosle
el fundador del pueblo, que hoy le decimos Punta Alta; sólo a él le
corresponde ese honor.
Mermadas las actividades en las proximidades de los ya citados pueblos
Puerto Belgrano y Ciudad Atlántida, estos van dejando de serlo paulatinamente;
oficinas, proveeduría, y otras dependencias son trasladadas como también su
personal, a la zona donde dan principio las grandes obras militares en el paraje
denominado Punta Alta (Hoy Puerto Militar). Este fue el motivo original de que
surgiera nuestro pueblo, se levantaron modestas construcciones que ocuparon los
obreros, empleados del puerto en construcción e incorporándose luego personas
dedicadas al comercio y a la industria, sumándose también los que procedían
de los pueblitos en decadencia, debido a las causas enumeradas. Fueron sus
primitivos habitantes, Manzoni, Malerva, Salomón, Bolevele, Barrios,
Constantini, Pinzon, Luna, Nardini, Menicucci, Menéndez, Montero, Torresi,
Mussini, Mora , Bianchi, Abrichaca, D´Angelo,
Ferrandi, Caseras, Tonelli, Vilar, Magdalena, Del Alamo, Reimondi, Piselli,
Ferreti, Verdini, Sartori, Diez, Melchori, Junco, Razo, García, Bidini, Chiodi,
Goñi, Pirrera, Merino, Balbín, Patrignani, Vertí, Azarini, y muchos otros que
fueron llegando y que en este instante escapan a mi memoria.
Esos hombres veían en su imaginación, la
futura grandeza y prosperidad de un pueblo, nacido al calor del Puerto Militar,
el que hoy a alcanzado un lugar preponderante en el concierto de sus similares,
por cuya causa sus habitantes reclaman, con sobrada justicia, que llegue el
loado día que se incorpore para siempre como un partido autónomo, y que sus
autoridades comunales nazcan del seno de sus pobladores, hombres bien
intencionados, amantes de la grandeza y del progreso del pueblo, al que han
dedicado los mejores años de su juventud, formando aquí sus hogares y
entregando sus hijos al servicio de la Patria.
José Pedro Varela
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