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Bosques en el médano

 

 

 

Estos médanos estériles y...

 

La cortina de verde que señala la extensión de las baterías costeras y recuadra el inmenso terreno de Puerto Belgrano, es completamente artificial y debida al cariño acendrado que el ingeniero Luis Luiggi sentía por los árboles. A él se le debe que las arenas cálidas del médano de la Punta Sin Nombre y de Punta Alta, hayan florecido, surgiendo avenidas y bosques que han cambiado totalmente, hermoseándola, la característica adusta de las anteriores dunas.

 

El ingeniero Luiggi gustaba de incitar a los pobladores a la plantación de árboles, y refiriéndose a sus trabajos en Puerto Belgrano escribió los siguientes párrafos el año 1900:

 

"Gracias a todos estos esfuerzos combinados, las desiertas tierras de Puerto Belgrano, donde tres años hace no había sino dos sauces cerca del rancho del indio Linares y unas plantas de cinacina cerca del rancho de Ancalao para una zona de más de 30 ki1ómetros, desde Punta Congreso (antes Punta Sin Nombre) hasta Colina Doble, hoy día presentan dos grandes oasis de árboles, que desarrollándose convenientemente contribuirán a hace menos desagradable la vida en aquel paraje desamparado, a los marinos,. militares que deberán tener allá su residencia".

 

En el mismo trabajo, titulado: “Plantaciones para consolidación de los arenales alrededor de las obras de Puerto Militar”, dice el ingeniero:

 

"Las condiciones pluviométricas de Puerto Belgrano, según resulta de veinte años de observaciones del señor Caronti, de diez años de la Sub Prefectura Marítima de Bahía Blanca y de tres años de observaciones personales, son que en término medio caen anualmente 407 milímetros de lluvia. Hubo años que llovió mas, por ejemplo en 1872 que cayeron 660 milímetros y 671 en 1887. Pero se han tenido años de gran sequía: en 1897 sólo cayeron 311 milímetros y en 1898 solamente 378 milímetros.

 

 

esta lujuriante vegetación.

 

Los vientos son muy fuertes en Puerto Belgrano alcanzando hasta 85 kilómetros de velocidad por hora, verdaderos huracanes que destrozan las plantitas. Además en 65 días sobre 100 estos vientos soplan del Noroeste, o sea del lado de la Pampa, muy cálidos y muy secos, causando una evaporación notable. Hubo dos días en 1890 en que el evaporímetro de las obras marco hasta l0 milímetros de agua evaporada.

 

En estas condiciones las arenas se ponen sumamente calientes y la capa superficial de arena alcanza una temperatura hasta de + 65° c. Varias veces se cocieron huevos simplemente enterrándolos en la arena superficial por 12 a 15 minutos.

 

Los cambios bruscos de temperatura en un mismo día son también notables: por término medio en verano desde + 33º c. a la tarde, la temperatura baja a + 80 c. por la noche, o sea una diferencia de 259 c. en un mismo día. Resulta además de las observaciones en las obras, temperaturas de — 42º c. en verano y noches del invierno de 1898 con — 10° c."

 

Con estas condiciones de irregularidad y escasez de lluvias, sequedad del clima y fuertes vientos, no es de extrañar que la vegetación se desarrolle muy difícilmente.

 

El primer experimento de fijación de médanos en las arenas por medio de las plantaciones, se hizo en el invierno de 1897, eligiendo dos localidades muy distintas, una en Punta Alta

que es el centro de las obras marítimas y la otra en Punta Congreso, antes Sin Nombre,

que es el centro de las obras de defensa y donde no hay más que arena pura.

 

En Punta Alta se plantaron unos miles de estaquillas de tamariscos, formando cerco. Además se pusieron pinos, eucaliptos y aguaribays. Las plantas se desarrollaron bien, particularmente los tamariscos.

 

En 1898 se volvieron a plantar como 100.000 podos de tamarisco a lo largo de  los caminos que cruzan los terrenos del Arsenal Naval de Punta Alta.

 

Un caso curioso fue que los tutores de álamo criollo, puestos para sostener a los álamos carolina, brotaron perfectamente y sustituyeron espontáneamente a las plantas que debían tutelar, que se secaron.

 

En el invierno de 1899 se empezó a revestir los taludes de las fortificaciones y los médanos cercanos con tamariscos de raíz, sacados de los almácigos de Punta Alta, día a día.

 

Los encargados de las plantaciones fueron los señores Beleredi y Frigotto, tomando parte activa con sus conocimientos el señor Vicente Peluffo, a quien debe Puerto Militar y Bahía Blanca lo mejor de sus plantaciones.

 

Relacionándose con la plantación de árboles, es un orgullo consignar que si Corrientes fue ]a primera en instituir el Día del Árbol, Bahía Blanca fue la segunda ciudad que lo tuvo, el 15 de agosto de 1900. Sin embargo, es al Puerto Belgrano a quien corresponde la primacía en Bahía Blanca, aunque no de manera oficial.

 

En efecto en 1898 se efectuó una fiesta similar a ella donde la única diferencia estribaba en que en lugar de niños de escuela, fueron personajes nacionales quienes plantaron los primeros árboles en Punta Alta.

 

 

estos cangrejales hediondos, se cubrieron de. . .

 

 

La primer planta fue colocada por la señora East de Luiggi y otras lo fueron por el presidente de la República, por los ministros, por el ingeniero Luiggi y por cuantos visitantes distinguidos llegaron en aquellos días a Puerto Belgrano, en misión oficial o particular.

 

Una muestra de la forma en que se deseaba dotar de bosques artificiales a Puerto Belgrano, se ve en la factura pagada por la Intendencia de la Armada en noviembre 13 de 1897 a los señores Peluffo y Cía., por pesos 956.35, en concepto de provisión efectuada de semillas y plantas.

 

Hoy la Base Naval aparte de sus hermosos montes forestales que le dan sombra, amparo contra los vientos y belleza, ostenta espléndidos jardines que constituyen una maravilla para quienes los ven por primera vez. El médano, como quería Luiggi, ha florecido.

 


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