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RESEÑA EDILICIA

 

Por Estanislao L. Boffi

 

 

Invitado gentilmente por "Editorial Sureña", a colaborar en esta obra, accedí sin titubeos a tan cortés deferencia, y pensé, que mi modesta contribución debía concretarse a exponer una reseña, aunque sucinta, de la labor edilicia, oficial registrada entre nosotros, porque consideré que correspondía a una obra de tal importancia, dejar establecida esa acción cumplida por las autoridades. Por otra parte, la índole también histórica del Gran Álbum de Punta Alta, debía obligar igualmente, a estacar ese aspecto del desenvolvimiento puntaltense, máximo por la circunstancia de que esta ciudad, prosigue activamente su marcha ascendente bajos diversos factores inherentes a todo centro urbano en continuada ruta e progreso, marcha que habrá de acelerarse a través del tiempo, si es que los gobiernos presentes y los que han de sucederles, se proponen estar a no y accionar paralelamente al portentoso adelanto que se constata bajo faz comercial, industrial, cultural, social y deportiva, esto, aparte del pronunciado afán de superación, colectiva e individual que se nota en sus entidades y vecinos.

 

 

 

Punta Alta en 1905.

 

He de referirme especialmente, a la obra edilicia llevada a cabo por los gobiernos que se sucedieron en la comuna de Bahía Blanca, de la que depende este centro, que es el mas importante de los que integran el partido.

 

Fue en 1912, cuando siendo Intendente el Dr. Valentín Vergara se resolvió la construcción del adoquinado en 26 cuadras de la localidad, siendo lógicamente las favorecidas con la mejora las mas centrales, cuyas calzadas de arena liviana ofrecían aspecto lamentable. La construcción de este pavimento se inició rápidamente y finazo en el año 1912, cuando era jefe de la comuna el señor Rufino Rojas.

 

Pasaron varios años sin que la acción oficial se hiciera presente con alguna otra obra reclamada por la población, y finalmente, en el año 1921, actuando de Intendente el doctor José D. Espeche, se efectuó otra mejora edilicia de suyo importante. Fue el canal de desagüe hasta el mar cuya tubería de metros 120 x 0.80 de diámetro, arranca en la esquina de las calles Colón y Villanueva. Hasta ese año y en ocasión de registrarse cualquier precipitación un tanto copiosa, buena parte de las arterias centrales quedaban totalmente anegadas, convertidas en verdaderos canales venecianos. Se recuerdan escenas pintorescas con ese motivo, pues había vecinos, como Don Carlos Strauss, que poseían botecitos los que se utilizaban para pasearse por sobre las calzadas de las calles Urquiza y Humberto 1º. y Colón y por esta última hasta Alberdi. Las aguas permanecían estancadas hasta tres y cuatro días después de las lluvias ofreciendo inconvenientes mayúsculos al tránsito de peatones y tráfico de rodados.

 

Hasta 1927, en nuestra población, hacía las veces de matadero, un galpón ruinoso y maloliente, existente en la manzana que hoy ocupa la plaza de ejercicios físicos. Era un verdadero foco de infección y puede imaginarse en qué condiciones de higiene se faenaban las reses destinadas al consumo público. Se dispuso en ese año la construcción de un edificio para matadero en un terreno donado por los señores Maio Hermanos, y el doctor Carlos E. Cisneros, que desempeñaba el cargo de Intendente, inició sin pérdida de tiempo la obra, la que fue finalizada y habilitada en 1929, cuando era Intendente el Dr. Florentino Ayestarán. Y fue durante la administración de éste, que se construyó el edificio para depósito municipal que está en funcionamiento, con lo que se logró hacer desaparecer el rancho de construcción inferior, verdadera tapara, que hasta ese año venía llenando esas funciones. Con el nuevo matadero y el depósito, se logró extirpar a dos exponentes reveladores de la incuria y desidia del gobierno municipal, en lo que concernía a la preocupación que debía merecer Punta Alta.

 

En 1929, estando en la jefatura de la comuna, el Dr. Ayestarán, se dispuso por ordenanza sancionada por el H. Concejo y a iniciativa del entonces concejal don José P. Varela, la construcción de cinco pórticos en la Plaza General Belgrano, los que, años después, fueron demolidos para dar lugar a la total modernización de dicho paseo. El Concejo, sancionó en ese año, la ordenanza de pavimentación de asfalto que alcanzó a Punta Alta, finalizando esta obra edilicia mientras era Intendente el señor Agustín de Arrieta. El Pavimento en esta ciudad se hizo sobre 75 cuadras y esta obra reportó intenso progreso, pues la edificación privada se expandió por todos los lados en forma realmente sorprendente. También durante esta administración, de común acuerdo con la empresa constructora del camino pavimentado a Bahía Blanca, se convino que el pavimento sobre la Avenida Colón, desde las calles San Martín hasta Alberdi, se hiciera en todo el ancho de la calzada, estando a cargo de los propietarios el importe de la diferencia que alcanzaba a cerca de dos metros lineales sobre el frente.

 

Durante los años l937 al 1939, correspondió al intendente señor Martín Dithurbide, la ejecución de las siguientes obras: Construcción de la primera sección de nichos en el cementerio; perforación a 270 metros y construcción de un tanque australiano con capacidad para 300.000 litros de agua; construcción del parque y recreo infantil sobre una manzana de la chacra N° 1 y finalmente, la modernización de la plaza General Belgrano comprendiendo nuevo trazado de canteros, construcción de veredas diagonales y perimetrales, plantaciones abundantes, etc. obra ésta que dio margen al impulso extraordinario del radio céntrico de la ciudad y cuyos beneficios se intensifican sorprendentemente.

 

 

Punta Alta en 1949.

 

Entre las obras que urge realizarse están las siguientes: Entubamiento de las zanjas de desagüe de las calles Colón, Villanueva y Murature, cuyo estado pone de relieve un espectáculo ingrato que no guarda relación con el ritmo del. progreso local; construcción

de un hospita1 en el terreno de la Sociedad de Beneficencia donde funciona la Sala de Asistencia Publica construida por dicha entidad; mejoramiento general del cementerio con la construcción del cerco perimetral y de una sala para administración y depósito; abovedamiento de las calles con calzada de tierra y su pronta pavimentación en gran parte; repavimentación económica del radio adoquinado y ampliación de algunas de sus calles en las calzadas extendiéndoles hasta 10 metros; construcción del edificio para la Oficina Municipal y otras dependencias públicas: arreglo del suelo en 1a Avenida Sarmiento que va a Arroyo Pareja, y así otras diversas obras que vienen, siendo exigidas por el portentoso adelanto local.

 

Nos hemos referido a la acción edilicia comunal y justo es consignar que en el orden Provincial contamos con el edificio de la Comisaría y el de la Escuela No. 8, “Leonardo Rosales”, como también con el antiguo edificio de 1a Escuela No. 20, "Domingo F. Sarmiento". Y bajo la faz nacional, pronto contaremos con el flamante edificio de la escuela 99 ''Ricardo Gutiérrez", cuya construcción está en plena marcha.

 

Si se aprecia la obra cumplida, se llegará a la conclusión de que Punta Alta merece mucho mas que lo hecho. Contribuye con 270 mil pesos anuales a las áreas comunales y con 180.000 a las de la Provincia, es decir, 450.000 pesos, en cifras redondas, y una ciudad que aporta suma tan fabulosa en concepto de patentes e impuestos, es acreedora a que la labor oficial se manifieste con mayor eficiencia e intensidad, en lo que se refiere a procurar su mejoramiento y progreso edilicio.

 

Muchas consideraciones podrían hacerse sobre este aspecto de la cuestión, pero, ellas escapan a1 objetivo del Gran Álbum de Punta Alta. Sólo diremos que, la acción de los gobiernos han sido suplida en gran parte por las entidades locales que han levantado y creado obras de mérito, y también, en grado sumo, al esfuerzo de innumerables vecinos, que han construido viviendas amplias y modernas, de confort positivo, todo lo cual, permite a Punta Alta presentarse como, un centro Urbano, con características tan propias como nítidas y enaltecedoras, construyendo una prueba irrefutable de lo que pueden lograr los pueblos, cuando sus vecinos se encariñan con el lugar y dedican sus afanes y energías a propulsar todos los factores que pugnan y tienden a un mayor bienestar y progreso de la colectividad.

 


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